En la actualidad, la mayor parte del mundo se mueve a través de combustibles fósiles. Esto, ante la emergencia del calentamiento global, es un problema. Por lo anterior, las energías renovables son un tema que debe preocuparnos, pero sobre todo, ocuparnos.
Las también llamadas energías alternativas son amigables con el medio ambiente. Ya que provienen de recursos relacionados con los ciclos naturales del planeta: sol, aire, agua, movimiento (Área Metropolitana Valle de Aburrá, s.f.).
La buena noticia es que en esa materia, Colombia es un ejemplo de sustentabilidad regional. En los últimos años ha impulsado una fuerte transformación energética (Planas, 2021). Esta tecnología impacta al sector de la construcción que se aboca a la aplicación de energía solar en la construcción de casas (Ballén, Perea, Serrano, et. al., 2019).
El 2020 fue un gran año para las energías renovables en Colombia. Esto debido a que se entregaron granjas solares en Bolívar, Cauca, Córdoba, Meta, Risaralda, Tolima y Valle (Minenergía, s.f.).
Quiere decir que el país aumentó más de 7 veces su capacidad instalada para generar energía solar y eólica. Dichas granjas tienen la capacidad de proveer consumo básico de energía a 200 mil hogares colombianos. Esto permitiría una reducción de 370 mil toneladas de CO2 al año (Minenergía, s.f.).
El aumento en la infraestructura fue posible gracias a una serie de incentivos tributarios dentro del Plan Nacional de Desarrollo.
El 89 % de los proyectos de energía registrados en Colombia son de energías renovables. Las iniciativas que dominan son las que explotan la energía solar (Energía Estratégica, 2020). Pero el compromiso de promover fuentes no convencionales de energía se extiende también a las zonas rurales (Planas, 2021).
Estos son algunos proyectos en materia de energías alternativas que se desarrollan en las zonas rurales del país:
En esta materia, Colombia tiene un plan ambicioso para 2030 (ODS, s.f.):
Pero el país no solo tiene buena voluntad. También cuenta con los recursos suficientes para lograr el cambio de matriz energética. Por ejemplo: su enorme capacidad hidroeléctrica, altos niveles de radiación solar y vientos fiables, especialmente en La Guajira (Alianza de Energía y Colima de las Américas, 2020).
Este panorama no solo es benéfico para el medio ambiente, las energías renovables podrían incidir también en la economía. Entre otras cosas, son capaces de generar 15 mil puestos de trabajo directos (Alianza de Energía y Colima de las Américas, 2020).
Colombia no solo tiene la mesa puesta para poder ser un líder en materia de energías limpias. Sino que, a través de incentivos fiscales e inversión en infraestructura, está logrando que el cambio sea posible.