¿Sabías que existen las deudas buenas? Aquí te contamos qué son, por qué son útiles y cómo diferenciarlas de las malas. También te daremos consejos prácticos sobre cómo manejarlas.
Las deudas buenas son aquellas que te permiten comprar un bien como una casa, un departamento, un local o un negocio. Estos son bienes que pueden darte una renta o que puedes vender en cualquier momento. Por eso, son bienes productivos. Otro tipo de deuda buena es cuando adquieres un préstamo con un banco para empezar tu empresa.
Las deudas malas son las que usas para comprar cosas que no necesitas y que después no te van a producir nada. Por lo general, estas son las deudas de las tarjeras de crédito. Por ejemplo: si compras un vestido en una tienda para pagarlo en 6 cuotas, esta es una mala deuda. Las deudas malas te limitan tu capacidad de ahorro.
El primer punto es entender que no deben ser superiores a tu capacidad de pago. Es decir, si no alcanzas a cubrir tus gastos mensuales por pagar la deuda, estás cometiendo un error. Al comprar tu casa, por ejemplo, el banco analizará qué tanto te puedes endeudar y así te guiará en cómo ahorrar dinero.
Los siguientes son algunos aspectos que debes tener en cuenta para adquirir una deuda buena:
Debes tener en cuenta que las deudas buenas pueden convertirse en malas si cambian las condiciones. Por ejemplo, si tus ingresos disminuyen y no las puedes pagar. Para que esto no suceda, paga las deudas lo más pronto posible. Además, procura reducir el tiempo durante el cual vas a cancelar el préstamo. Recuerda que una deuda buena siempre será aquella que te permita comprar un bien o un servicio que en algún momento puede generarte unos ingresos.
Si analizas esto con cuidado, sabrás manejar tu dinero y tendrás capacidad de ahorro.